A solo dos años
de su llegada a México, la posición de Maximiliano está alcanzando extrema
dificultad, determinada por la situación interna del país y las relaciones
entre las potencias extranjeras. Las fuerzas republicanas, que consideran a
Maximiliano como un usurpador avanzan sobre la capital; los conservadores
mantienen una frágil alianza con su gobierno a fin de mantener sus fueros y
privilegios. La presión de Estados Unidos de América y Prusia sobre Francia está
obligando al emperador Napoleón Tercero a retirar el ejército francés del
territorio mexicano y suspender su ayuda financiera.
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